La idea me parecía perfecta: Un pueblito a mitad de camino para conocer y pasar la noche, antes de continuar hacia Bahía. Si a esto le agregaba que el nombre me sonaba y mucho, ya tenía motivo suficiente como para acercarme.
La parte emotiva, vino cuando descubrí que acá justamente mi camino dejaba de bordear el Rio Negro: El curso de agua de mayor caudal de la Patagonia, y del cual ya había visto gran parte en mis recorridos, desde su mismísimo origen y hasta su desembocadura en el océano. Como les mostré oportunamente, el Río Negro nace de la confluencia de los ríos Limay y Neuquén, y fluye en dirección oeste-sudeste en territorio rionegrino hasta alcanzar al océano Atlántico, cerca del balneario El Cóndor, 30 kilómetros al sur de Viedma, capital de la provincia.
Choele se mostraba en el mapa como un destino pequeño, ideal para un dia de caminata muy relajada, cosa que a esta altura del recorrido me venía más que bien… y así fue!
Las actividades que principalmente se desarrollan en la pequeña ciudad son la ganadería y la agricultura, así como también el proceso de manufacturas de las materias primas que se obtienen de la tierra: Tomate, manzanas, peras, frutillas, etc, derivando en la comercialización de dulces, salsas, chacinados, etc.
Anualmente en mayo, la Fiesta Provincial del Ternero homenajea al hombre de campo, con un certamen de doma en la Sociedad Rural, lindera a la ruta nacional 22.
Los invito ahora a internarse conmigo en las calles de la ciudad, disfrutando de la quietud del barrio, y sus detalles:
La semana que viene, nos despedimos de Choele Choel, desde sus espacios naturales…
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