Y como es de esperar, tras mi arribo a Chile por tan formidable viaje, no veía la hora de dejar mis cosas en el hostel, descansar, y cargar pilas para salir a caminar mi primer destino. Nada mas y nada menos, que la hermosa Valparaíso.
Valparaíso es una ciudad y comuna ubicada en el litoral central del territorio continental de Chile. Es la capital de la provincia y región de Valparaíso, que en conjunto con las comunas de Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Concón, forman el Área Metropolitana de Valparaíso, convirtiéndola en su centro histórico y principal núcleo urbano.
Con una población que supera las 400.000 personas, que asciende a 1.040.000 habitantes si incluimos su conurbación, la transforman en la tercera ciudad y área metropolitana más poblada de Chile, por detrás del Gran Santiago y el Gran Concepción.
Valparaíso es sede del Congreso Nacional, la Comandancia en Jefe de la Armada de Chile y de otras instituciones del Estado de carácter nacional como el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la Subsecretaría de Pesca, los servicios de Aduanas y de Pesca y Acuicultura. Es el principal puerto de Chile y uno de los mas importantes del Pacífico Sur. La ciudad constituye un importante centro económico, turístico, cultural y educativo, siendo sede de algunas de las universidades más prestigiosas del país: la Católica de Valparaíso, la de Playa Ancha, la de Valparaíso y la Técnica Federico Santa María.
Geográficamente, la ciudad se presenta en forma de un gran anfiteatro natural, emplazada en la bahía homónima y rodeada de cerros, en los cuales vive la mayor parte de la población. Entre el pie de los cerros y el mar se forma el Plan, centro administrativo, comercial y financiero de la ciudad; mientras el bordemar es ocupado por el puerto.
Debido a su riqueza arquitectónica desarrollada principalmente a fines del siglo XIX, en 2003 su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, convirtiéndose en el tercer sitio chileno protegido por el organismo internacional, tras el Parque nacional Rapa Nui y 16 iglesias de Chiloé.
La multiplicidad de colores se entremezcla en sus antiguas construcciones, interconectadas por un trazado tan simple como la geografía del lugar, y el libre albedrío de sus primeros habitantes.
Pero vamos de a poco. La primera parte de este recorrido, la voy a dedicar a mostrarles la parte baja de la ciudad: Mayormente el centro, las ferias, la zona portuaria y parte de su costanera:
Al final de los años 1960, durante un taller de murales que realizaba el profesor Francisco Ménez en la Universidad Católica porteña, nació la idea de pintar grandes murales de corte abstracto en los muros de las casas y las murallas de contención del cerro Bellavista que se plasmo en cerca de sesenta murales pintados en diveros lugares de la ciudad entre ese año y 1973. A comienzos de este último, en una conversación Nemesio Antúnez, que en ese entonces se desempeñaba como director del Museo de Bellas Artes de Santiago, se le planteó la idea de convocar a diversos pintores para plasmar la idea de realizar con murales un recorrido artístico por los cerros de Valparaíso. El golpe militar de 11 de septiembre obligó a posponer la realización del proyecto, que vino a concretarse solo en 1991 gracias a un convenio suscrito entre la citada universidad y la Municipalidad de Valparaíso dando nacimiento al Museo a Cielo Abierto de Valparaíso.
El hecho que las pinturas se encuentran dispuestas en un recorrido a través del faldeo del cerro, en diferentes posiciones, que haya escaleras tan especiales y cálculo pictórico, surrealistas —como la número 16 de Nemesio Antúnez—, expresionistas, de arte pop, de arte óptico, figurativas y abstractas, que cada uno de los pintores escogiera su propio muro, vale decir «su propia tela», que no se le haya impuesto al artista algún tema u homenaje común —lo que es corriente en murales de la ciudad—, que éstas simbolizan el carácter propio del artista dentro de una estrecha relación con los vecinos como cómplices, colaboradores, amigos y críticos -se dice que los abastecían de té, les guardaban sus pertenencias al final del día y les cuidaban las pinturas- resultando una ilustración del entorno y el momento en que están insertos, sea propiamente un museo. Fue inaugurado en el año 1992 con hermosas obras de Nemesio Antúnez, Mario Toral y Roberto Matta entre otros grandes artistas, y se puede acceder a él por medio del Ascensor Espíritu Santo.
Para cerrar las crónicas de hoy, como segunda parte, me voy a detener en algunos de los mil pequeños detalles de Valpo: Desde sus caprichosas callecitas hasta sus magníficos exponentes de arte urbano:
La semana que viene, caminamos entre los cerros de Valparaíso, disfrutando de sus maravillosas vistas!
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