La ruta del vino sanjuanino está dividida en cuatro regiones, según los puntos cardinales y la proximidad entre bodegas. Yo elegí recorrer el circuito Sur, ya que es la mas antigua de la provincia, y está cerca de la capital, lo que me propuso dos factores de interés: El histórico, y el práctico.
Inicié el circuito en la Champañera Miguel Mas, en la que se elaboran, a partir de las frutas obtenidas en la huerta, vinos, vinos espumantes , aceto balsámico y vinagre orgánico. Acá pude no solo repasar los principales aspectos en la elaboración de su producto estrella, bajo el método champenoise, sino también ver tanto el famoso degüelle, como el funcionamiento de la encorchadora. Una experiencia maravillosa, acompañada de una degustación, y con un paisaje espléndido de fondo, ya que la zona se encuentra rodeada de montañas. Una visita más que recomendable!
Continué con una pésima experiencia en el establecimiento Fabril Alto Verde. Mas allá del contraste de venir de visitar un emprendimiento pequeño, luego de la clásica degustación al final de la visita, me quisieron cobrar la misma sin haberme advertido antes, cosa a la que me rehusé rotundamente. Y para colmo, la encargada de la charla quería justificarse con que había carteles “Por todos lados” que avisaban que si uno no compraba nada, la visita era paga. Juro que no vi ni uno, y tal fue así, que ante la mirada atónita de la persona que me reclamaba el pago, me acerqué a un contingente que venía en una visita detrás mío, preguntándoles a viva voz si habían sido anoticiados de esta regla de la casa, y ni una sola persona contestó afirmativamente. Espero que acá no sigan engañando visitantes incautos de una forma tan baja. Ni de ninguna otra forma.
Fabril Alto Verde: Si van a cobrar, cobren a la entrada y bonifiquen ese precio a quien compra, sino, no sean estafadores y hagan como el resto de las bodegas sanjuaninas, (y como previamente viví en las mendocinas, y hasta como las que visitaría luego en La Rioja), y, no le cobren a quien tiene la deferencia de acercarse a visitarlos. O bien, no hagan visitas guiadas, y todos contentos, pero trabajen de buena fe.
El tercer establecimiento visitado fue Viñas de Segisa. Y en buen momento fui a para allí! No solo la visita fue muy buena, sino que concluyó con la degustación de un Mistela riquísimo, que vino excelente para superar el trago amargo de la experiencia anterior. Su presentación de 50cl., inmediatamente, se ganó un lugar en mi mochila. La bodega es la primera bodega boutique de San Juan. Los puntos fuertes de la visita, son su salón de principios de siglo pasado totalmente renovado, sus cavas subterráneas, y sus barricas de roble. Imposible no recomendar también esta visita a los amigos que se acercan a este espacio.
El minipaseo concluyó en la Bodega Familiar Las Marianas, donde el paseo por la antigua bodega, con maquinarias del año 1920, hace las delicias de cualquiera que quiera viajar un ratito en el tiempo.
Al día siguiente arrancamos muy tempranito, enfilando hacia las afueras del conglomerado urbano capitalino de San Juan, para visitar de una forma muy particular, el Santuario de la Difunta Correa. Y es que el fervor es tal, que encontrar el lugar libre prácticamente de devotos es imposible, salvo, en oportunidades como esta, es decir, fuera de las temporadas altas de visita, y, en los horarios en donde despunta el alba.
Me debo una visita opuesta. Es decir, volver al Oratorio en alguno de sus momentos de más afluencia, es decir, Semana Santa, el día de las Ánimas (2 de noviembre), la Fiesta Nacional del Camionero, en Vacaciones de Invierno, o bien, para la Cabalgata de la Fe, que se realiza todos los años entre abril y mayo. Sin dudas, de entre todas las opciones, la última es la que mas me tienta, así que, excusas para volver, no me faltan…
La semana que viene, finalizamos este pequeño circuito por los emblemas Sanjuaninos, desde La Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento y el El Molino de Huaco…
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