El disco se publica en marzo de 2011.
En una era digital en la que la música se produce, se consume y se desecha en un abrir y cerrar de ojos, Rome (Roma) es un genial anacronismo: un disco analógico, en un gesto desafiante, que ha tardado cinco años en hacerse para perfeccionarlo y que está hecho para superar el paso del tiempo.
Brian Burton y Daniele Luppi se conocieron en Los Angeles en 2004. Burton, más conocido como Danger Mouse, que por entonces venía de protagonizar toda una tormenta mediática con The Grey Album, empezaba a trabajar en la obra maestra de Gorillaz, Demon Days, y se embarcaba también en su proyecto Gnarls Barkley de enorme éxito junto a Cee-Lo Green. Luppi, compositor italiano, estaba recibiendo buenas críticas por su álbum An Italian Story (Una historia italiana), en el que repasaba los sonidos cinematográficos de su infancia. (También ha escrito música para la gran pantalla – Sex and the City, Nine – y más tarde trabajó con Burton en arreglos para Gnarls Barkley, Dark Night of the Soul y Broken Bells.)
Unidos por su pasión compartida por las bandas sonoras del cine clásico italiano, decidieron crear algo especial. Tras un intenso periodo escribiendo y componiendo temas – por separado al principio, y luego juntos según iban evolucionando las canciones – viajaron a Roma en octubre de 2006. Luppi hizo unas cuantas llamadas y reunieron a los músicos originales de películas como The Good, the Bad and the Ugly (El Bueno, el Feo y el Malo) y Once Upon a Time in the West (Hasta que Llegó su Hora) – incluyendo la legendaria banda de acompañamiento Marc 4 y el coro ‘I Cantori Moderni’ de Alessandro Alessandroni. La mayor parte de los músicos ya habían cumplido los setenta y no habían trabajado juntos desde hace décadas.
Reservaron los enormes y tenebrosos estudios Forum en Roma – conocidos anteriormente como Ortophonic Studios, fundados, entre otros, por el gran Ennio Morricone. Burton y Luppi peinaron la ciudad en busca de equipamiento antiguo, utilizando botellas de vino como moneda de pago. No se escatimaron esfuerzos para conseguir reproducir las prácticas de grabación de la era dorada de los 60s/70s, grabando en vivo y directamente a la cinta, con overdubs (grabando pistas adicionales, doblajes) pero sin electrónica ni ordenadores ni efectos o trucos de estudio del siglo XXI.
“El estudio era precioso”, declara Luppi. “Se encuentra debajo de una iglesia neo-clásica y está esculpido a partir de antiguas catacumbas. El espacio es enorme. Tiene una cámara de resonancia, con eco, y una sala repleta de viejas cintas. El ambiente es muy inspirador”.
Se hicieron nuevos viajes al estudio para grabar al coro y a la orquesta completa. “Estoy muy contento de cómo ha resultado, pero ha sido una auténtica labor de amor”, declara Burton, que financió él mismo todo el proyecto, “ha supuesto mucho tiempo y esfuerzo, sin mencionar los costes, pero es así porque tenía que ser de una manera determinada”. Y eso, en definitiva, refleja las bases sobre la que está construido este álbum: perfeccionismo, paciencia, ser ambicioso y dos personas que estaban dispuestas a hacer lo que sea a fin de garantizar que el resultado sea exactamente lo que debería ser.
El siguiente paso era encontrar a dos vocalistas principales que pudieran hacer justicia a las canciones – tres de las cuales estaban escritas para voz masculina y tres para cantante femenina. Mientras estaba de gira con Gnarls Barkley, Burton conoció a Jack White de los White Stripes: “Le di a escuchar algunos de los temas, sin pensar siquiera que podría conseguir que él participase en el proyecto”. Un año más tarde, White grababa sus contribuciones – The Rose With The Broken Neck, Two Against One y The World – en Nashville. “Creímos que sería muy interesante combinar su voz, que es muy rock n’ roll, con esta música tan pulida y elegante”, explica Luppi. “Él lo entendió a la perfección”.
La contrapartida femenina a Jack White es, en un giro revelador, Norah Jones, que voló al estudio de Burton en Los Angeles desde Nueva York para poner la voz en Season’s Trees, Black y Problem Queen. “Me gusta mucho la manera como suena su voz”, comenta Burton. “Sabía que esto era un poco distinto a lo que suele hacer, pero ella estaba muy motivada y dispuesta a hacerlo”.
Posteriormente, el aclamado director y fotógrafo Chris Milk fue reclutado como ‘Director Visual’, y finalmente, tras un lustro de duro trabajo e incansable perfeccionismo, se mezcló el álbum. Se abre con la dramática voz de la soprano Edda Dell'Orso (utilizada para dar un efecto evocador en The Good, the Bad and the Ugly hace 44 años) adornando con elegancia Theme of Rome. Por todas sus cualidades cinematográficas, lo que sigue no es la banda sonora de una película imaginaria, o un homenaje a los grandes compositores de cine italiano sino un complejo disco pop matizado con intensidad y oscuridad además de elevación de espíritu y luz. (Luppi lo llama “una pequeña ventana abierta a la vida humana, tocando el amor, muerte, felicidad, desesperación, y la conexión visceral de un hombre y una mujer”). Es un trabajo ambicioso con un sonido único moderno que se ha conseguido a través de procesos tradicionales antiguos. Es, sobre todo, un álbum plenamente logrado, perfectamente formado e inquietante y arrebatadoramente hermoso.
Bienvenido a Roma.