De acuerdo con un fisiólogo los instrumentos más peligrosos y que generan más lesiones son la batería y el órgano
Beethoven tenía un problema en el oído; cuando los restos del violinista Niccolò Paganini fueron exhumados se descubrió que tenía una deformación en el hombro de tanto apoyar la mejilla en el violín; Vivian Campbell, baterista de la banda Def Leppard podía tocar con un solo brazo.
Las lesiones y deformaciones corporales en los músicos, ya sea por la naturaleza, por sufrir algún accidente o por la constancia de tocar su instrumento, son cosa común, no obstante, eso no les fracturó su genialidad; aunque en algunos casos es casi imposible que vuelvan a tocar.
De acuerdo con el doctor Jaume Rosset, especialista en medicina del arte, y miembro del Institut de Fisiologia i Medicina de l'Art, en Terrassa, en Barcelona, el cuerpo del músico es propenso a sufrir problemas físicos que le impidan poder tocar su instrumento.
En una entrevista que el médico ofreció a La Vanguardia, explica que los instrumentos más peligrosos para la fisiología de un músico son el órgano y la batería. “¡El 85% de los bateristas y los organistas padece lesiones! (Porque) Tocarlos implica movimientos simultáneos de pies y brazos, una gran exigencia postural, inestabilidad esquelética: padecen la espalda, las articulaciones, los tendones...”, comenta.
También menciona que la lesión más común entre los músicos es la distonía focal, que consiste una contracción muscular que puede ocurrir en los músculos de los ojos, boca, cuerdas vocales, cuello, manos y pies. La distonía focal es una lesión que encoge los músculos del músico y éste ya no puede tocar su instrumento.
“Un intérprete muy bueno (piano, guitarra, violín...) súbitamente deja de tocar bien porque uno de sus dedos se encoge”, comenta Rosset.
Lo curioso de esto es que para revertir esta situación hay que arreglar el cerebro, enseñarlo a re-aprender porque las consecuencias son muy curiosas.
“Se pensó que era incurable (la distonía focal). En un pianista vimos que sus dedos funcionaban a la perfección si simulaba tocar sobre una mesa, pero sobre el piano, un dedo se paralizaba (…) Un excelente guitarrista tocaba bien con guitarras de otros, pero tomaba la suya... ¡y un dedo se le paralizaba! O podía tocar arpegios ascendentes, pero no descendentes”, asegura.
Y esto sucede porque “tocar bien un instrumento implica la suma de muchos automatismos neurales. Alcanzada la excelencia y el virtuosismo en un movimiento muy repetitivo ya automatizado, puede acaecer un error neural ¡y ese error quedará también automatizado!: cada vez que intenta tocar, el fallo brotará...”, detalla el doctor.
Rosset asegura que la manera de revertir un problema como éste es engañando al cerebro para que pueda re-aprender a tocar sin problemas y comenta del caso de un guitarrista con el que bastó rediseñar su instrumento para que pudiera tocar bien de nuevo. No obstante, Rosset comentó también a La Vanguardia que hay músicos tan comprometidos con su arte que prefieren ser ellos los sacrificados y no el instrumento.
“Mejorar la ergonomía del instrumento les parece ser músicos flojos. Una chica sufría de pezón del guitarrista: se le irritaba dolorosamente del roce con la guitarra. ¡Vino dispuesta a que le amputásemos el pezón!”, comentó con sorpresa. (Con información de La Vanguardia)
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