Nunca nos olvidaremos que nuestro mayor enemigo y problema en el uso de nuestras cámaras digitales es el polvo. Sea tierra, pelos o pequeñas partículas de quien sabe que cosa, tienen la capacidad de introducirse en los mecanismos de las lentes y depositarse en el sensorcausando dolores de cabeza y puntos oscuros en nuestras fotografías. Como siempre es mucho mejor prevenir que curar y las recomendaciones clásicas de cambiar las lentes solo cuando sea necesario, en un ambiente lo mas limpio posible y con la cámara mirando hacia el suelo siguen siempre vigentes.
El problema surge cuando lo que ataca a tu equipo no es algo que flota por ahí de casualidad, sino que tiene vida y la capacidad de crecer. El problema del que les hablo es el de los hongos en las lentes. La primera vez que vi uno, esa mancha verde circular dentro del cristal me surgieron varias dudas hasta que me aclararon de que se trataba de un maldito hongo. La siguiente duda que surgió fue de que rayos se alimenta, siendo que estaba pegado a un cristal, dentro de un cilindro de plástico y algunos componentes electrónicos alrededor. La respuesta fue de la humedad. Cualquier humedad depositada en los alrededores de la lente sirve como alimento suficiente para crear hongos y afectar la calidad final de tus imágenes.
Dependiendo de su tamaño, puedes ignorarlos y mantenerlos controlados para evitar que sigan creciendo. Tal como la vez que te contamos acerca del efecto de la suciedad y las rayas en las lentes, muchas veces lo que para nuestra vista parece un enorme punto o rayón en el cristal, en las fotografías finales no aparece en ningún lugar. Con los hongos, a pesar de que están dentro de la lente, sucede lo mismo. Si su tamaño no es considerable o su colonia no se ha extendido lo suficiente no habrá ningún problema, ya que aparecerá tan desenfocado en la imagen que será imperceptible.
Pero hay veces que si, o sencillamente es realmente necesario detener su crecimiento y aquí hay dos opciones; una algo mas básica y otra mas complicada. La mas sencilla es simplemente exponer la lente a la luz solar. La tarea no es nada difícil: tomas tu lente, le quitas ambas tapas y lo dejas al sol. Pero cuidado, no toda la tarde, tan solo por periodos de 20 a 30 minutos dejándola descansar otros 30 minutos ya que la luz a través de la lente se concentra y fácilmente produce calor, siendo propenso a causar problemas mas graves. Has esto durante toda la tarde, soleada obviamente, y al final del día no solo notarás (si tuviste suerte) que los hongos desaparecieron o se han reducido en tamaño. El sol los termina “matando” y evita que crezcan, ademas el calor producido elimina el agua presente dentro de la lente. Se ha dicho también que puedes usar una lampara UV germicida, pero es probable que con esa luz no solo aniquiles los hongos presentes, sino que también dañes los cristales y plásticos interiores, ademas de tu propia visión si la manipulas de manera incorrecta.
Para terminar, como siempre lo mejor es prevenir. Como dijimos, los hongos se alimentan de la humedad presente y no hay nada mejor que unos buenos sobres de silice para combatirla. Ademas, los lugares oscuros tienden a ayudar a la producción de la plaga verde, por lo que el mejor consejo entonces es sacar de su miseria todas tus lentes y usarlas frecuentemente.
Fotos: David Neal, Alle-Dagen-Dromen – Fuente: http://altfoto.com/2011/08/los-hongos-y-las-lentes
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