Empecemos una discusión. Sencilla, pero con sus grandes bandos divididos. ¿Que es mejor, una buena cámara o una buena lente? Suponiendo que tengamos un presupuesto apretado, solo podemos afrontar la compra de una buena cámara, de marca reconocida y alta gama, en combinación de una lente alternativa, de precio moderadamente bajo. Aunque también podríamos invertir en una cámara de gama baja y el resto del dinero utilizarlo para comprar el mejor cristal que nuestro bolsillo permita. ¿Que combinación elegirían ustedes?
Por el lado de la cámara de alta gama, obtendremos un desempeño excelente, al nivel de los fotógrafos profesionales: alta cantidad de disparos por segundo, soporte para tarjetas CF, sensor full-frame, sellado ambiental y cuerpo de metal o aleaciones similares. Este seria el gasto mas alto, por lo que tendríamos que completar el presupuesto con una lente alternativa, como las marcas Tokina, Tamron o Sigma y seguramente multiproposito, para reemplazar el clásico kit 18-55mm.
Por el lado de las lentes de alta gama, obtendríamos todos los beneficios de un cristal que fue pensado específicamente para direccionar y trasladar la luz de la manera más eficiente, precisa y libre de aberraciones y desvíos. Probablemente venga incluido un silencioso motor de enfoque ultrasónico, de alta precisión y rapidez, además de una construcción con sellado ambiental y materiales que se alejan bastante a los plásticos baratos que estamos acostumbrados en las lentes de gama baja. De nuevo, para completar el presupuesto, deberíamos invertir en lo que se conoce como cámaras de ingreso, o entry level; reflexs que a través de un bajo precio permiten acceder al mundo de las lentes intercambiables, a costa de un sensor APS-C, velocidades de disparo más lentas, funciones algo capadas para no canibalizar a su modelo siguiente y cuerpos de construcción algo endeble, dependiendo del cuidado que tengas.
Viendo estos dos escenarios, ¿cual es el mas recomendable?
El sentido común iría por el cuerpo profesional en combinación de la lente barata, ya que un buen sensor significa imágenes de altísima resolución, buen desempeño en condiciones de poca iluminación y todos los agregados extras que supone una cámara de unos cuantos dolares. Pero aquí aparece el primer problema. Es como utilizar anteojos para tus ojos de visión 20/20. Toda la luz que alcanza el sensor esta concentrada por la lente, y en este escenario, por una lente de gama baja. ¿El resultado? Luz concentrada de manera mediocre, con aberraciones y distorsiones causadas por la calidad de construcción de los “anteojos” de tu cámara.
Por muy grande que sea el sensor, por muchos megapixeles que este tenga,depende completamente de la lente que tiene por delante. No hay forma de compensar la luz mal direccionada una vez que ya paso la serie de cristales.
Aquí el segundo escenario toma más relevancia. Hoy en día, toda la gama baja de cámaras de las marcas lideres tienen un desempeño más que suficiente para el 90% de los fotógrafos comunes, hobbistas y profesionales. Hemos llegado al final de la carrera de los megapixeles (o al menos estamos muy cerca) por lo que cualquier sensor alrededor de los 15 megapixeles es suficiente para cualquier impresión y formato de muestra. Pero lo mas importante, una lente de gama alta por delante de esta cámara se traducirá en luz perfectamente direccionada, libre de aberraciones y distorsiones.
Por ultimo, existe el factor de devaluación. Una cámara puede perder casi un tercio de su valor de mercado a los pocos meses de uso. Las excusas es la cantidad de disparos que tiene, el cuidado que ha tenido y si estuvo expuesta a ambientes con polvo. Al año, donde seguramente habrá salido el modelo siguiente, habrá perdido la mitad de su valor y su precio de reventa será bastante bajo.
Las lentes, por el contrario, mantienen su precio de venta casi constante y no sufren actualizaciones tan rápidamente como las cámaras. Una lente puede ofrecerse en su misma versión durante años hasta que se libere un modelo nuevo, y aun así este viejo modelo conservará su precio después de esto. Además, mientras te mantengas en una misma marca, podrás seguir utilizando las lentes que vayas acumulando, ya que su montura será constante a lo largo de toda la gama, por lo que tienes asegurado una vida útil de por lo menos 10 años, si cuidas de ella y le haces el mantenimiento correspondiente.
Así que la próxima vez que tengas algo de dinero en el bolsillo para gastar en equipo fotográfico, pregúntate antes si tu cámara actual ya ha cumplido tus expectativas o si una nueva lente renovará tu amor por ella. Seguramente será la segunda opción la más acertada.
Foto: Andres Rey – Fuente: http://altfoto.com/2011/11/una-buena-camara-o-una-buena-lente
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