-Eugene Betrand Krupa para fanáticos jazzistas en el mundo entero había emergido desde las humildes barriadas del “Toodling Town” Chicagoense, iniciándose como baterista conjuntamente con un grupo de adolescentes conocido como “The Frivolian” al tiempo que transcurría el año 1921.
Permaneciendo más de catorce meses como seminarista en el “Saint Joseph Collegue” en el estado de Indiana. Hasta que colgó sus hábitos definitivamente para entregarse a plenitud a su vocación infalible como percusionista que le inmortalizaría entre los grandes ejecutantes jazzísticos del pasado Siglo Veinte.
En Chicago, por aquellos tiempos absorbía la crema y nata del legendario Nueva Orleans. Los músicos negros, mestizos y algún “blanquito” en la colada. Casi obligados a emigrar al norte, consecuencia de una clausura definitiva en la zona de tolerancia: Storyville. Que eran sus medios de subsistencias.
Ellos tuvieron la oportunidad de saturarse con los ritmos frescos e improvisativos, que les importaban legendarias estrellas del Solid South tales como el maestro cornetista Joe “King” Oliver, el clarinetista Jimmy Noone; de quien se afirma había inspirado a Maurice Ravel para su preciosísimo “Bolero”. Además, de un joven cornetista conocido como Louis Armstrong. Y el admirado baterista negro, Baby Dodds.
Eugene Bertrand Krupa nació en “la ciudad de los vientos” en un 15 de enero – 1909. Dieciséis años más tarde realizaría su primera grabación sentándose en medio de los tambores pertenecientes al conjunto “The Chicagoans”. Encabezado por el fallecido y legendario guitarrista Eddie Condon y Red MacKenzie. E inclusive grabaron un disco, el 9 de diciembre – 1927.
Participó además en los grupos orquestarles de Joe Kaiser, Leo Shukin y la Benton Orchestra. Después de haber compartido memorables intercambios musicales, se trasladó a New York. Tamborileando para el legendario Red Mac Kenzie. Fiel intérprete de los blues. Y quien, aunque usted no lo crea se inmortalizaría mediante increíble sonoridades que obtenía utilizando un peine recubierto por un trocito de papel.
Fueron los “Five Pennies” de Red Nichols, quienes trillaron el camino hasta su estrellato. Para después incorporarse al inolvidable quinteto cuando figuraba también Jimmy Dorsey como saxofón alto. Y para desahogar los impulsos creativos aquellos librepensadores musicales jazzísticos aprovechaban sus ratos libres improvisando “Jam Sessions” o sesiones improvisativas que harían época bajo los sopores de “atmósfera enrarecidas” por un humo que no era precisamente “tabaco de Virginia”. Interpretando bajo cualquier sótano neoyorquino convertido en taberna.
Krupa con la reconocida y virtual elocuencia de sus tambores, incitaba a históricos participantes. Incluyendo entre ellos al legendario cornetista Leon “Bix” Beiderbecke. Su incomparable técnica percusionista le impartiría personalidad a la imagen de los bateristas. Durante la Edad de Oro del Swing destacaría como generador rítmico de la fabulosa y ahora legendaria orquesta encabezada por Benny Goodman, desde 1935 al 38 cuando decidió presentarse por cuenta propia. Su banda debutaría en la feria mundial de Nueva York.
En 1943 se incorporó nuevamente a su antiguo líder y clarinetista Benny Goodman. Recorriendo el país, e interpretando posteriormente para Tommy Dorsey. Hasta que, un año más adelante, reorganiza su nueva orquesta que se mantuvo en primera fila hasta 1951, cuando decidió incorporarse a los Jazz At The Philarmonics para ofrecer conciertos de música improvisada en Europa. Allí nació su famoso “Gene Krupa Jazz Trío”. Y aún recuerdan los fanáticos japoneses la presencia de aquel pequeño grupo en Tokio.
Fue el primer baterista quien obtenía justificados reconocimientos a nivel mundial. Con una tonalidad en los tambores; sumamente fácil de identificar por su velocidad ejecutante; dominio de la tambora, platillos “Hi Hat” y escobillas que matizaba con su retoque particularísimo. Ganó el primer lugar como “Drummer” en las encuestas verificadas en la revista musical “Metronome”. Dedicada al mundo de las grandes bandas desde 1937 al 45. Publicación lamentablemente desaparecida.
Lo seleccionaron como “El Mejor Baterista” durante los años 1936, 39, 43, 52, y 53 desde las páginas de la revista Down Beat. La cual era editada en Chicago. Obteniendo el Trofeo de Plata, ofrecido anualmente por la revista Esquire en 1946.
Ben Pollack y Chic Webb fueron sus bateristas preferidos. Y ahora lamentablemente los tres ases percusionistas comparten el largo sueño sin retorno. Mientras en Harlem; gigantesca barriada negra neoyorquina legiones de juveniles otoñales, e invernales fanáticos rememoran todavía, pletóricos de nostalgias aquella noche del 11 de mayo 1937 – cuando en el transcurrir de improvisaciones durante feroz batalla musical frente a frente entre las orquesta de Benny Goodman y los ídolos de tan populosa barriada negra neoyorquina. Y encabezados por el diminuto baterista quebrado de su columna vertebral, Chic Webb derrotaban a los muchachos blancos integrante de la banda de “el Rey del Swing” desde los estrados del Savoy Ball Room localizado en la calle 125.
Krupa fue el primero en reconocer la capacidad interpretativa del infortunado baterista de color. Quien murió prematuramente en Baltimore –1939– abatido por la tuberculosis. Y, Krupa le aclamaría hasta los días previos a su propia muerte, como “El Mejor”.
Eugene Bertrand Krupa – “El Rey de Los Tambores”, falleció el 16 de octubre de -1973- en la autoproclamada “Ciudad de los Rascacielos”…
Fuente: http://www.latribuna.hn/2011/02/13/remembranzas-del-rey-de-los-tambores/
Cierro este pequeño tributo, recomendando vean la excelente interpretación de Sal Mineo (Con batería grabada por el mismísimo Krupa), en la película biográfica “The Gene Krupa Story”