Actualmente no es ninguna novedad comprobar que los superhéroes están de moda. Siempre ha habido en Hollywood una preferencia por estrenar las superproducciones en verano desde que Steven Spielberg sacara toda la rentabilidad posible a su “Jaws” en este periodo de 1975. A partir de aquí, las grandes productoras descubrieron que en verano la gente va más al cine, lógicamente aprovechando las vacaciones, por lo que no temen estrenar una película con un gran presupuesto y que la puedan rentar.
Este año nos toca la moda de los superhéroes, y más concretamente las adaptaciones de cómics a la gran pantalla. Hoy mismocomienza este maratón de estrenos con protagonistas hormonados y que luchan contra el mal ayudándose de sus superpoderes con el estreno de “Thor”. Tras él vendrán otros tantos muy similares, como “Captain America: The First Avenger” o “Green Lantern”, por lo que habrá mucha competencia por ver cuál de todas será la que más gente atraiga a las salas, y sobre todo la que deje satisfecha a más gente con sus efectos especiales.
Porque, para qué nos vamos a engañar, cualquiera que quiera ver alguna de estas películas no espera un guión elaborado o grandes interpretaciones. Queremos un concepto que se resume en dos palabras: efectos visuales. Ahí es donde estará la clave de cuál será la mejor película del verano, el superhéroe que realmente saldrá victorioso y que superará a sus competidores. Y en esto precisamente es en lo que se centra el artículo de David S. Cohen en Variety y de lo que hablaré en este post.
En Hollywood todo parece muy bonito. La imagen que nos quieren mostrar es que es una fábrica de sueños, donde todo el mundo es feliz porque ama su trabajo y lo hace encantado. Que incluso querrían estar más tiempo al día haciéndolo. Sin embargo no todo es así, y este artículo se centra en la situación que están viviendo los departamentos de efectos visuales en estas fechas, con jornadas interminables y ni un día de descanso.
Y es que la propia industria así lo exige. En un mercado de competencia directa, donde el mejor es el que triunfa, cada película debe hacer todo lo posible para impresionar al espectador, un espectador que por otra parte ya cree haberlo visto todo y por lo que siempre está sediento de cosas nuevas.
El detonante de esta situación se produjo hace un par de días, cuando la Warner anunció que invertiría otros nueve millones de dólares en el departamento de efectos especiales para su “Green Lantern”. No tendría por qué ser una cifra exagerada si tenemos en cuenta los presupuestos generales de una película de este tipo, pero sí que lo es porque se suman a los 54 millones que se han gastado ya. En resumen: la mayoría del presupuesto va a parar a estos departamentos, por lo que las productoras se olvidan del resto de elementos de una película para centrarse sólo en lo visual, en lo que pueda asombrar al espectador instantáneamente pero que no deje un recuerdo más a largo plazo en él. El caso concreto de “Green Lantern” ha dado sus frutos ya que desde el decepcionante primer tráiler que apareció a los que se pueden ver ahora hay un abismo.
Sin embargo no es la única película a la que le ocurre esto. Otras producciones como “Transformers: Dark of the Moon” o la propia “Captain America: The First Avenger” se encuentran subcontratando a empresas de efectos visuales para que el proceso no se alargue más y lleguen a la fecha de estreno. Porque ahí está el problema: la fecha de estreno. La mayoría de estas obras, mucho antes de tener un director, un reparto o incluso un guión definitivo, ya tienen fecha de estreno, por lo que si la producción no puede retrasarse para llegar al día señalado en el calendario. Esto conlleva que los últimos meses los especialistas de estos departamentos no tengan un día de descanso y jornadas de 12, 14 ó 16 horas como algunos han confirmado.
Evidentemente, este nuevo sistema que se está generando en Hollywood no tiene nada que ver con el clásico que se asemejaba a una cadena de montaje: entonces cada uno tenía un trabajo específico, con un tiempo previamente definido, para que las producciones no se alargaran y así reducir costes. Con este nuevo sistema ocurre todo lo contrario ya que, especialmente en los apartados de efectos visuales, las jornadas son maratonianas y siempre se producen errores, por lo que se deben revisar una y otra vez las escenas, retocarlas y volver a revisar, alargando mucho más esta fase y aumentando los costes.
¿Hasta cuándo puede seguir esto? Según el vicepresidente ejecutivo de la Warner, Chris de Faria, llegará un momento en el que todo esto explotará y habrá que rediseñar el sistema de producción… o volver al clásico, que el propio ejecutivo califica como una ‘utopía’ actualmente. Tal y como está la industria hoy en día, con las exigencias que marca el público y sobre todo los beneficios económicos, muchas películas comienzan a rodarse sin un plan específico claro, simplemente pensando en crear escenas asombrosas que poder mostrar en los avances, aunque posteriormente no se incluyan en la película por que ya quedan obsoletas.
Puede que de Faria tenga razón y llegue un momento en que los especialistas en efectos visuales se planten como ya ocurrió con los guionistas y su famosa huelga, pero parece ser que a corto plazo, con la implantación de las nuevas tecnologías como el 3D o incluso los 48fps, la exigencia cada vez será mayor y por lo tanto la competencia también. ¿Vosotros veis alguna solución a esto?
Fotos: Gaspacho, TheWorldWentAway & PaperBlog
Fuente: http://extracine.com/2011/04/cara-oculta-hollywood-esconde-tras-superproducciones