El baterista pasó a la historia como el músico al que el cuarteto expulsó a última hora para incorporar a Ringo Starr.
En alguna tarde de la primera quincena de febrero de 1964, Pete Best (69) prendió la televisión y contempló lo que había intuido un par de años atrás, pero que ahora era carne y realidad al otro lado del Atlántico: The Beatles, la banda de la que fue el primer baterista estable, se presentaba en el show de Ed Sullivan, impactaba a Estados Unidos e inauguraba de manera formal la beatlemanía. Mientras casi 73 millones de televidentes sospechaban el quiebre cultural que anunciaba la presentación televisiva, el músico sólo tuvo una reacción posible: llorar.
"Así es. Me sentí muy deprimido. Me hubiera gustado ser parte de un fenómeno que en algún momento vislumbramos como posible", describe a La Tercera el dueño del capítulo más desdichado de la historia Beatle y el paradigma eterno del músico que, pudiéndolo tener todo, finalmente se quedó sin nada. Es el "Beatle maldito". Es el hombre que se quedó abajo del capítulo más apasionante en la música popular del siglo XX. Es, básicamente, el Beatle que no fue.
Hijo de Mona Best, dueña del club Casbah de Liverpool, el sitio que casi todas las semanas recibía a los Quarry Men - el primer antecedente de los Fab Four-, el baterista fue invitado en 1960 a integrar el conjunto. Con ellos giró por los clubes de Hamburgo y ganó reputación en la fanaticada local. Pero tras su primera audición para el sello EMI en 1962, cuando grabaronLove me Do y dieron el primer gran paso para el posterior estrellato, el cuarteto decidió expulsarlo y sumar a último minuto a Ringo Starr. Las versiones más oficiales aseguran que el mánager, Brian Epstein, no estaba conforme con su labor y que el productor de la agrupación, George Martin, se expresaba disconforme con su modo de interpretar la batería, plano, elemental y sin mayores matices. Otras versiones aseguran que Lennon, McCartney y Harrison nunca empatizaron con su personalidad solitaria, sin mayor compromiso con el conjunto y que incluso lo llevó a mantener el clásico jopo de los 50 cuando sus compañeros ya habían optado por la melena. También se ha dicho que el propio Paul, el músico que este miércoles 11 volverá a tocar en el Estadio Nacional, se habría sentido celoso de su arrastre entre las fanáticas, convirtiéndose en el integrante más vitoreado durante la prehistoria de The Beatles.
"Nunca tuve una respuesta clara de por qué me sacaron. Quizás Paul sabe la verdad. Pero nunca más volví a hablar con ellos. Eso fue lo que más me dolió: nunca se disculparon ni fueron a hablar conmigo", cuenta el hombre que hoy vive en Londres. Luego agrega: "Aún tengo una conversación pendiente con Paul. Quizás algún día nos topamos y yo lo espero con un par de tragos y una gran sonrisa. Pero no sé si hablaríamos de eso. Preferiría charlar de los buenos tiempos".
Tras su adiós a los Beatles, Best formó una serie de proyectos sin mayor éxito y hasta el propio Epstein, entre la culpa y el consuelo, le ofreció reimpulsar su carrera. El artista se negó. Empezó a trabajar como panadero, funcionario público y hasta rondan históricas versiones en torno a supuestos intentos de suicidio. "No fue así, sólo una depresión", puntualiza. Pese a los destinos opuestos encaminados por Best y sus ex camaradas, el inglés se siente hasta hoy parte de un trozo esencial de la historia Beatle. De hecho, en esta entrevista usa expresiones del tipo "como banda, siempre supimos del éxito que tendríamos" y hasta se lanza con una teoría que desarma la propia matemática Beatle: "Nuestra historia como grupo siempre estuvo armada por seis Beatles. Fuimos seis los que formamos parte de ella. Yo también era uno de ellos", asegura, incluyendo a Stuart Stucliffe, bajista original del cuarteto fallecido en 1962.
Con esa intención por no desafiliarse nunca de su paso por la banda, Best comenzó en los 70 y 80 a dar entrevistas y asesorar un par de libros y documentales en torno al tema. Incluso en 1998 formó un grupo, The Pete Best Band, con el que sigue presentándose (10 años después fue a Buenos Aires, pero debió suspender su show ante la nula venta de boletos, aunque retornó en 2008). La salida en 1995 de la saga de discos y documentales The Beatles Anthology presentó la versión de Love me do grabada con Best, lo que sirvió para verificar su calidad artística 30 años después. "Fue una especie de reivindicación. Económicamente estuvo bien, aunque yo ya era un hombre de negocios estable".
Finalmente, el Beatle que nunca fue cierra la conversación invitando a que visiten su web oficial. A que sólo hagan un clic. Mientras el propio Paul vende en su página entradas que sobrepasan el millón de pesos, Best sólo pide: "Sería muy agradable que entraran a mi www.petebest.com".
the beats e pete best - rock and roll music from fabio codevilla on Vimeo.