Ulysses Owens a la batería y Christian Sand al piano acompañan a Christian McBride en el penúltimo concierto en el Isabel la Católica
McBride, al contrabajo. Prensa del Festival de Jazz de Granada.
REDACCIÓN El penúltimo de los conciertos ofrecidos en el cartel de la XXXII edición del Festival Internacional de Jazz de Granada ha retomado el sendero intrínsecamente jazzístico con el trío deChristian McBride, actualmente aseguran que el número uno del mundo en su instrumento. McBride dio un concierto pletórico y espectacular con el apoyo de dos músicos hiperdotados, como su habitual baterista Ulysses Owens y el jovencísimo (21 años) pianista, Christian Sand.
Nada más presentarse recordó su última visita por estas latitudes (fue en Almuñécar, Jazz en la Costa, en 2002, con Roy Haynes en el proyecto ´Birds of Father´).
Aunque su último trabajo discográfico es al frente de una big band, el reducido formato de trío fue más que suficiente para alzarse con el premio del público al mejor concierto de esta edición. No fue ajena a esa nominación el gran trabajo de su baterista, (al que ya conocimos en su vertiente fantástica con Kurt Elling), de una apabullante técnica, dinamitero cuando tocaba llamar poderosamente la atención y admirable en su gusto por el detalle de sus figuras sonoras; presentado como ´el nuevo Oscar Peterson´ (algo que seguramente llegara a ser) Christian Sand es un jovencísimo pianista poseedor de un swing espléndido y un vocabulario extensísimo y amplio catálogo de patrones, texturas y estructuras.. un fuera de serie con un futuro inmenso por delante.
Aún escogiendo un programa de estándares del jazz, desde el ´I Mean You´ de apertura al ´Bluessology´ de cierre, la relectura hecha es absolutamente vibrante y contemporánea. Frente al clasicismo en formol de la cante de ayer, su propuesta estaba viva, palpitante y hecha para gustar a todos los públicos, al aficionado como al simple curioso. Tras el juguetón riff del brillante ´Killer Joe´ de Benny Golson, decidieron realizar una pausa con dos piezas de tiempo, lento sí pero de intensísimas ejecuciones: ´My Favorite Things´ y ´Sophisticated Lady´. Enormes.
Ya en la recta final llegaron ´Juicy Lucy´, de Horace Silver, y una composición suya que está en el repertorio de Maceo Parker, en un tono de hard bop funkeado: ´Getting To It´. Y no podemos olvidarnos del momento, casi de circo de la noche, el que arrancó los mayores aplausos del concierto: la diabólica ejecución a un tiempo de infarto de ese ´Cherokee´ que es casi un concierto entero comprimido en cinco minutos. Un tema a velocidad de cien metros lisos y que les salió tan clavado que ellos mismos se felicitaron. El público aún más.
Un concierto extraordinario.
Fuente: http://www.laopiniondegranada.es/musica/2011/11/21/contrabajo-arte/274793.html