Intrigado por saber que le sucedió, se puso a investigar las imágenes de las cámaras que se habían quedado en el lugar, para descubrir un movimiento inusual: en el medio de su partida y regreso del cumpleaños, un haz de luz extra, probablemente procedentes de los faroles de un auto, se acercaba sospechosamente a donde se ubicaba la tercera cámara. Claramente se trataba de un hecho intencional y, aunque no se podía apreciar en lo más mínimo el vehículo utilizado, Alessandro alertó a la policía.
¿Como atrapar a un ladrón si ni siquiera sabes como es su rostro? Con un sistema de baja tecnología: preguntando en las calles. Aparentemente la tentación fue demasiada para el ladrón y este se fue a las calles, probablemente con sus amigos, a mostrar su botín y hacer alarde de este, con el pequeño detalle de no darse cuenta que la cámara seguía disparando. Así es, desde su robo hasta que la policía lo encontró, la cámara continuo tomando exposiciones largas y retratando el viaje de este individuo.
A continuación podrás ver el vídeo, que ademas de mostrar la lluvia de meteoritos, se ve el agitado y accidentado viaje del ladrón, incluido un autorretrato que pasará a la posteridad como el ejemplo clave de que el crimen no paga:
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