Leonardo Álvarez sería el protagonista ideal de una novela de Paul Auster. Las casualidades y coincidencias condujeron a este baterista roquense a un puerta con nombre y apellido: Astor Piazzolla. La atravesó hace dos décadas, cuando a sus 14 años un amigo le mencionó el nombre del gran compositor. Y desde entonces Piazzolla es, de una manera u otra, parte de su existencia.
No es exageración: se formó con su nieto, Daniel "Pipi" Piazzolla; su hijo, Daniel Piazzolla, hizo las veces de padre sustituto en Buenos Aires, mientras Leo estudiaba, y hoy es un fan de su "protegido" al punto de que le dio partituras de Astor y difunde todos sus shows; tocó la opereta "María de Buenos Aire" en el Teatro Cervantes junto a Marconi y Ferrer. Y lo más importante: fue el sonido de "Libertango" el que lo hizo elegir esta carrera ante cualquier otra. Piazzolla fue su dirección y su sentido.
En la preshistoria de su pasión por los parches figura la entonces incipiente y revolucionaria MTV, con toda la música propia de los 90 y Nirvana a la cabeza. Pero Miguel Portal, otro músico roquense, que en ese momento compartía las aulas de la Escuela del Sur con Leo, le nombró a Piazzolla. Hasta ese momento, cuenta Leo, tomaba clases en Casa de la Cultura casi como una distracción. Pero a esa edad supo que la batería sería lo suyo. "Miguel me hizo escuchar 'Libertango' y cuando escuché eso, me quebró la cabeza. No hacía falta distorsión".
Tampoco hubo tiempo de dudas a la hora de elegir el futuro. La batería era la única chance. "Andá y tratá de ser lo mejor que puedas en lo que te gusta", le aconsejaron en su casa. Y eso hizo Leo. Se fue a estudiar con "Pipi" Piazzolla y, como era del interior, el maestro (apenas seis años mayor que él) le daba el último turno así se quedaba a comer en la casa de su familia. "Los Piazzolla me adoptaron, de alguna manera. Los quiero muchísimo; me quieren, me apoyan, me siguen", agradece ahora.
–No es habitual la batería en el tango...
–No, y todavía hay mucho que indagar. En el tango, es lo último y es mal vista por muchos. De hecho, la mayoría de los clásicos tangueros no quieren saber nada. Pero por eso me gusta: me hace pensar todo el tiempo qué hacer, y cómo hacerlo. Y otra cosa que tiene es que tenés que ser muy sutil porque estás con piano, bajo, bandoneón que son acústicos, y aunque la batería también lo es, se presta al volumen, y acá no se puede.
Los primeros años en Buenos Aires no fueron fáciles. "Al principio casi no tenés trabajo. Empezar a trabajar fue muy importante porque cuando hacés música, al principio, es como un hobby; algo que hacés entre amigos en determinado tiempo. Pero cuando empezás a trabajar hay un quiebre. Cuando hicimos el musical "Eva", con Nacha Guevara, éramos 150 personas laburando en una noche. Ahí te das cuenta de que sos un eslabón y de que tenés que hacer bien lo tuyo para que todo salga bien".
Leo aprendió esa lección. Y ahora combina el trabajo con el placer de tocar entre amigos. En el trabajo sumó a su currículum la opereta María de Buenos Aires y fue parte del staff musical de "Sweeny Todd", "Sweet Charity" y "Carmina Burana".
En el placer se unió a una banda que aunque suena en Buenos Aires está integrada por todos chicos del interior. Super Lasciva tiene a cuatro correntinos en su haber y al roquense Álvarez en la batería. Llevan cuatro discos grabados y en 2010 fueron elegidos una d de las mejores bandas del año por el diario Clarín. "Hacemos rock. Pero el acento está puesto en las letras, en la música".
El mes que viene Leo Álvarez volverá a sus pagos junto a Super Lasciva para presentar "Torrencial". Ya tienen cita para el 17 de enero en el Club de Arte El Biombo de Roca y para el 19 en Amelie de Neuquén.
Será una manera de conocer el lado B de este baterista con alma de tango y espíritu de rock.
Fuente: http://www.rionegro.com.ar/diario/un-baterista-con-alma-de-tango-1030766-9523-nota.aspx