La lomografía
Es una de las modas más extrañas que he conocido. Y coincido con mucha gente, y mucha gente más pensará lo contrario. Lomo era una marca de origen ruso que diseñó una cámara que era una copia de las alemanas Minox. Su principal característica es que eran malas. Y ellos mismos lo reconocían (y hoy los nuevos dueños reconocen sus muchos fallos, ese es su encanto). Buscaban abaratar tanto los precios que asumían esa mala calidad tan característica, por culpa de un objetivo rudimentario que nunca ha sido de buen cristal. Era la cámara de los países del este. Algunas llegaron a España, y yo me compré una de 6x6 para adentrarme, malamente, en el mundo del formato medio. Pero esaLubitel era espantosa: el obturador fallaba cada dos por tres, las fotografías se montaban, la nitidez brillaba por su ausencia... pero fue una buena escuela que me costo 5000 de las antiguas pesetas (30€).En 1991 dos estudiantes austriacos compraron en Checoslovaquia un par de estas cámaras, pero la versión de 35mm. En Praga tiraron los primeros carretes, y como era de esperar, las fotografías salieron viñeteadas, movidas y desenfocadas... pero con un toque curioso que llamó la atención a sus amistades. Y gracias a una extraña visión comercial, fundaron una sociedad lomográfica que se ha extendido hasta hoy, con multitud de tiendas en todo el mundo y con unos clientes felices por comprar cámaras que no funcionan bien por 300€ o más.
La estética es curiosa, de acuerdo, pero es incomprensible que las Lomo se hayan convertido en objetos de culto, con series limitadas y que haya gente feliz, e inconformista, que esté dispuesta a gastarse un dineral en unas cámaras cuyo encanto es que fallan. ¿Sabrán estos individuos que en las tiendas de segunda mano, por ejemplo, venden cámaras que hacen lo mismo (no funcionar) y cuestan 5€?
Las fotos turísticas
A todos nos gusta viajar, y conocer algunos de los destinos mundiales más conocidos, como París, Londres, Nueva York, Madrid, México DF, Buenos Aires... Y todos vamos con nuestras cámaras. ¿Por qué? La gran mayoría para hacer las fotos de los principales monumentos de las ciudades o de los parques que pisamos.Lo curioso del tema es que todos hacemos la misma fotografía que hemos visto en las postales, los libros y en internet. Hay una necesidad innata de repetirse hasta la saciedad. ¿Tiene sentido disparar en el mismo sitio donde lo han hecho los miles de turistas que han pasado sólo ese día por ahí? Por ejemplo, lo del mirador de San Nicolás en Granada es increíble. O lo de la fuente de la Cibeles desde la calle de Alcalá en Madrid. O la foto del Big Ben de Londres desde el puente del Támesis. Por no hablar de la foto de rigor que hay que hacer cuando vamos a ver la torre inclinada de Pisa (Martin Parr, un amante de estas situaciones, tiene series espectaculares sobre el luminoso mundo del turista hacedor de fotos compulsivo)
De acuerdo que no hay que ir con pretensiones y que no todo el mundo tiene que saber de fotografía, pero ¿tienen que tener las mismas fotos en su cámara? ¿Tanta necesidad tenemos de demostrar que hemos estado en un sitio que hacemos los mismos encuadres que todo el mundo? En el kilómetro cero de Madrid, el punto de donde salen todas las carreteras de España, yo he visto una cola de turistas esperando a hacer la misma foto de un trozo de suelo. Y ninguno se fue a la izquierda o a la derecha...
Las fotos de boda, bautizos y comuniones
Para terminar con estas modas y costumbres (que probablemente tendrá continuación), entro de lleno en la BBC (bodas, bautizos y comuniones). Afortunadamente es una moda y costumbre que se está adaptando al paso del tiempo, y cada vez se hacen cosas más originales. Pero todos conocemos a alguien, incluso de nuestra propia familia, que tiene en la pared principal de su casa la foto de la boda, o del bautizo o de la comunión del niño o de la niña, a 50x60 cm en marco dorado; o encima de una mesa abarrotada, como si fueran replicantes de Blade Runner.Me refiero a esas fotos en las que el fotógrafo ha embadurnado un filtro con vaselina para conseguir el efecto flou tan de moda en los 80, tan estilo David Hamilton, para conseguir un efecto etéreo de la pareja, o que ese niño que junta las manos piadosamente parezca que es un ángel del cielo. La cosa se puede complicar si la foto es de estudio, lo que obliga a utilizar fondos pintados o muebles de atrezzoque pertenecieron a los abuelos del fotógrafo.
Creo que es la culminación de la cursilería y del gusto pictorialista, tan de moda en el siglo XIX. Es la mejor manera de demostrar que todo lo que se celebra esos días ha quedado convertido en puro teatro, cara a la galería. No hay necesidad de repetir estéticas que ya están superadas, y hay muchos fotógrafos que han superado estos movimientos anquilosados. Pero siempre quedarán clientes que quieren las mismas fotos que sus padres.
Los fotógrafos de hoy en día, con tantos medios, podemos estar por encima de las modas y hacer cosas nuevas e interesantes. Y observar estas costumbres como algo curioso y de lo que seguro que podemos sacar algo, aunque sean unas risas.
Fuente: http://altfoto.com/2013/01/modas-y-costumbres-fotograficas-que-no-se-entienden
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