Cada uno puede tener su propia rutina, pero tiene que tener su lógica. No estoy hablando de tontas supersticiones que nos obligan a guardar la tapa del objetivo en el bolsillo izquierdo de la camisa. Estoy hablando de guardarla ahí para poder cogerla con la mano izquierda y no soltar la cámara en ningún momento. Puede parecer una tontería, pero es rápido y seguro. Veamos una lista de propuestas para una jornada cualquiera de trabajo:
- Nuestra mochila debe tener espacios asignados para cada cosa. El de la cámara es evidente, pero las pilas del flash, los filtros o las tarjetas deberían estar siempre en el mismo hueco. Es la única manera de evitar perder el tiempo buscándolos cuando los necesitamos. Interesa tener entonces una bolsa con varios compartimentos para poder hacer una división lógica.
- Respecto a las tarjetas (debemos procurar tener varias) estarán siempre descargadas cuando empezamos a trabajar, para evitar una de las dudas más frecuentes cuando las vamos a poner: ¿He guardado las fotos o no? Es importante saberlo. Pero si somos un desastre, o llevamos varias tarjetas usadas a lo largo del día, puede ser útil llevar las vírgenes boca arriba y las que estén llenas boca abajo en su funda. Por cierto, son muy prácticas las fundas donde caben todas las tarjetas de memoria juntas, que se abren como un libro.
- Es obligatorio saber las instrucciones de la cámara de memoria. Eso requiere, recién la compramos, jornadas de mesa camilla. La tarde o la mañana que tengamos libres, antes de salir a fotografiar con ella, tenemos que aprendernos todos los menús, los botones y los vericuetos para conocer todas sus posibilidades. Luego, otros días, saldremos para acostumbrarnos a su forma de ser. El objetivo es hacer todo automáticamente. Lo bueno es que actuando así descubriremos que sólo vamos a necesitar un 10 % de sus funciones. Y si disparáramos en RAW, un 5 %. El uso de una buena cámara tiene que ser sencillo. Es curioso ver la tendencia actual respecto al diseño de las máquinas, pues cada vez se parecen más a sus abuelos, con ruedas y anillos de diafragmas y enfoque. El diseño retro vuelve y no sólo porque es bonito.
- Antes de una jornada de trabajo, o diversión (según nos lo tomemos) hay que comprobar que la batería está cargada y la tarjeta vacía, y que ambos elementos están colocados en su sitio. Muchos hemos salido de casa sin hacer esta comprobación, y os aseguro que se pierden fotos importantes.
- Hay que tener un flujo de trabajo y mantenerlo siempre que nos sea posible. Por ejemplo, me refiero a trabajar con el mismo modo de exposición, y no andar cambiando entre los modos creativos (como los llaman). Disparemos en manual, con las prioridades o en programa... pero con uno sólo. Todo irá más fluido y no nos llevaremos sorpresas. Los modos creativos no sirven para nada, siempre que entendamos los rudimentos básicos de la fotografía.
- Una de las cosas que más fotografías nos hace perder es mirar continuamente el resultado en el LCD. Denota inseguridad en nuestro trabajo y perdemos el espíritu que ayudaba a mantener despierto nuestro instinto de fotógrafos, que era no saber el resultado hasta que revelábamos el carrete. Podemos mirar el histograma, pero una sola vez en cada situación lumínica; o comprobar si el enfoque está bien... pero es redundante pues se da por supuesto que sabemos cómo funciona nuestro equipo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.