El primer objetivo zoom para fotografía fue un voluminoso Voigtländer 36-82 mm que se empezó a comercializar en 1959. Y era muy luminoso, 2,8 en todas las focales. Ese fue entonces el año del comienzo del fin de los objetivos fijos. Muy pronto los aficionados empezaron a ver las ventajas de dicha invención. Desde un mismo punto de vista, y sin cambiar de objetivo, podían sacar una panorámica de todo el lugar y luego girar el anillo y sacar a la familia. Y todo sin moverse de su sitio.
Los fabricantes vieron un filón abierto de proporciones gigantescas. Una nueva línea de objetivos que la gente compraría sin cesar dada su comodidad y con varias ideas fijas en la cabeza: "evita tener que llevar muchas cosas encima"; "seguro que sale más barato", "es más sencillo y funciona igual" y la que más curiosidad me despierta "hay que ver cómo acerca las cosas este zoom". Analicemos cada una de ellas:
- "Evita tener que llevar muchas cosas encima". Los objetivos zoom son muy pesados y voluminosos. Si no lo son, es que son muy malos. Siento ser tan directo, pero es así. Un 24-70 mm 2,8 pesa aproximadamente un kilo; un 70-200 mm 2,8 llega al kilo y medio. Estos dos son pesos pesados en todos los sentidos. Sin embargo el ya clásico 18-55 mm no llega a los 200 gr. Y no es muy bueno que digamos. Y sobre el papel, no es capaz de dar información a los numerosos píxeles de las cámaras actuales. ¿Por qué? En un objetivo zoom la luz tiene que atravesar muchas lentes (no os confundáis y llaméis al objetivo lente, pues sería una mala traducción del inglés lens), y la pérdida de calidad es inevitable. Esto provoca una pérdida importante de resolución óptica.
- "Seguro que sale más barato". Si queremos calidad la tenemos que pagar. Un 24-70 f2,8 y un 70-200 f2,8, dos objetivos zoom excelentes, cuestan como mínimo 4000€ en una buena tienda de fotografía. Si buscamos por internet quizás los encontremos más baratos, pero no dejan de ser muy caros. Por supuesto podemos encontrar modelos más baratos, pero estaríamos sacrificando calidad.
- "Es más sencillo y funciona igual". Uno de los grandes errores de los aficionados. Un objetivo zoom es una obra de arte de la óptica. Algunos tienen en su interior 16 lentes en varios grupos. Una tiene que compensar a otra; algunas son fijas, otras deben moverse; los buenos mantienen el foco en todas las distancias... Todas esto es muy complicado diseñarlo y la mayoría de las veces se sacrifica calidad por precio. Esto significa que hay que tomarse ciertas licencias para bajar el coste y últimamente se tiende a confiar demasiado en la magia del software para quitar aberraciones cromáticas, distorsiones y demás problemas.
- "Hay que ver cómo acerca las cosas este zoom". La mejor forma de acercarse es andando. Un objetivo zoom varía la distancia focal cerrando el ángulo de visión, cambia la perspectiva y reduce la profundidad de campo. Si cambiamos la distancia focal, modificamos el sentido de la fotografía, lo que nos ha llevado a hacerla al ver la escena con nuestro ángulo de visión, nuestros ojos.
Todas estas cosas demuestran que los objetivos fijos son mejores, pero como obligan a trabajar, algunos los rechazan. Y aquí no he hablado de los ultrazoom, esas aberraciones ópticas que sacrifican la calidad y la luminosidad por una más que cuestionable comodidad del usuario. Os recomiendo probar alguna vez un sencillo y barato 50 mm 1,8, por ejemplo. Y después nos contáis la experiencia. Seguro que empezáis a ver la calidad de vuestra cámara.
Fuente: http://altfoto.com/2013/04/en-defensa-de-los-objetivos-fijos
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