El voyeur está muy relacionado con el mundo de la fotografía. Siempre se dice que un fotógrafo es un mirón, y muchas veces, cuando aparece en el
cine, suele ser considerado por defecto como tal. Según aparece en las noticias de estos días, los
voyeurs están haciendo su
agosto en las playas españolas gracias a las nuevas tecnologías fotográficas, es decir, los smartphones.
Un voyeur, un mirón, como se dice en España, es una persona que disfruta contemplando actitudes íntimas o eróticas de otros. Se recomienda usar en español el término voyerista (pron. [boyerísta]) -creado a partir de la voz francesa, pero de forma plenamente española-, que circula ya por varios países americanos y se documenta también en España.
Agosto suele ser un mes en el que
no hay noticias llamativas, que sirvan para acabar los telediarios o para rellenar páginas en los periódicos. Por eso, al menos en España, aparecen noticias que se repiten verano tras verano: la canción estival del momento, el alcoholismo de los jóvenes turistas en las playas, los riesgos en las piscinas, las intoxicaciones alimentarias... y por supuesto, cosas relacionadas con la poca ropa y mucha carne que lucimos todos cuando hace calor.
Este año ha tocado hablar de las personas que van a las playas armados con un aparato demoníaco que atrapa, en situaciones comprometidas, indecorosas o anodinas (según cómo pensemos), a mujeres y hombres que sólo querían estar tranquilamente en el mar. De tal forma, que cualquiera que vaya a bañarse con una cámara para retratar a sus hijos, la puesta de sol, o simplemente a los bañistas, como ya hizo
Pérez Siquier de manera magistral,
será considerado y tratado como un pervertido y denunciado a la policía. Siempre pagan justos por pecadores.
Un fotógrafo es alguien que quiere registrar la vida que le rodea. A algunos les gusta un paisaje, a otros el retrato, el mundo científico o la naturaleza. Y a unos cuantos les gusta el desnudo, aunque pocos lo hacen.
Es tan fácil como conocer gente, preguntar y empezar a trabajar. Durante el primer desnudo que hice pasé gran vergüenza, lo tengo que reconocer. Varios desnudos más tarde seguía nervioso, pero por no ser capaz de plasmar ese cuerpo tan maravilloso que tenía enfrente. Con hablar con la modelo y explicarle lo que quería hacer, todo resuelto.
Un desnudo es cosa de dos, o de tres, pues muchas veces prefiero que alguien cercano al modelo me acompañe para que tenga mayor confianza, y no piense cosas raras.
El fotógrafo es, en cierta manera, un voyeur, pero quitando el matiz sexual. No sé vosotros, pero cuando veo una luz hermosa, un encuadre redondo o una situación maravillosa, siento grandes emociones, parecidas (que no iguales) a las del mundo del sexo. Es la pasión que sentimos los fotógrafos cuando conseguimos una buena imagen en un momento dado.
No es como un orgasmo o un beso con la mujer que quieres, pero se acerca. En serio, como cualquier cosa que hagas con amor.
En este mundo hay grandes
voyeurs fotográfico-sexuales:
Helmut Newton, el dramático
Araki, el polémico
Terry Richardson o el más moderno
Matt Blum. Pero ambos, fotógrafo y modelo, tienen un acuerdo tácito. Es un trabajo a medias. En ningún caso se puede equiparar a estos monstruos de la naturaleza (sobre todo Helmut Newton) con los pardillos que, a escondidas, sacan a mujeres y hombres con un fin exclusivamente sexual sin el consentimiento del retratado.
Pero creo que es un tema complicado para los fotógrafos de hoy, y la sociedad se está volviendo demasiado extremista. Un abogado especializado en el mundo de la imagen nos comentó, a los asistentes a una conferencia, que si no queríamos perder juicios y dineros que nunca hiciéramos fotos a las personas. Me pareció demasiado extremo, pero la triste realidad es que es así. Ya no se puede sacar a los niños (salvo si son pobres), por lo que gran parte del trabajo de Doisneau o Cartier Bresson o García Rodero se hubiera perdido, por ejemplo.
Personalmente creo que todo tiene un límite. Creo que es muy distinto el mensaje de una fotografía de un desnudo en cualquier página de internet erótica que en una web de fotografía. Todo depende de quién mire, por supuesto. Siempre habrá dos tetas o un culo musculoso en esa imagen, pero muchos veremos más cosas que unas simples curvas. Depende de lo que quiera trasmitir el autor. Pero por favor, no culpéis a los fotógrafos.
Fuente:
http://altfoto.com/2013/08/los-voyeur-y-la-fotografia