“Binario” Segundo capítulo de una trilogía surgida de “la necesidad de contar cosas propias”./ LUCIA MERLE
El ex baterista de Pappo, Spinetta, Pedro Aznar, Fito Páez y Andrés Calamaro, frente al nuevo desafío de una carrera solista.
“Pappo vivía ahí, medianera de por medio con la panadería.” Bajo un sol que lo derrite todo, desde la terraza de su casa Héctor Lorenzo Barrios, que en la vida real fue, es y será siempre Pomo, señala hacia la esquina Camarones y Bolivia.Y recupera el pasado en primera persona. “Cuando nos conocimos teníamos unos 10 o 12 años. Después, íbamos con la barra a bailar a Embassy o a Carlos 5°, donde se cortaba el baile y aparecían Los Shakers, Los gatos o Los Mokers, mientras yo aprendía a tocar la batería contra la persiana del depósito de harina de la cuadra”, cuenta.
Lo demás, es historia más o menos conocida. Primero, parte de Los abuelos de la nada y Pappo’s Blues, luego de Invisible, y de Spinetta Jade después, tras probar suerte con Sr. Zutano. Baterista en los primeros LP de Pedro Aznar, un paso por España, y el regreso alCirco Beat de Fito Páez, y a la Alta Suciedad de Andrés Calamaro.
Pequeños fragmentos de un todo que Pomo va sintetizando en la trilogía discográfica que marca su debut solista, cuya segunda parte, Binario, acaba de salir a la luz.
“No busco que suene a bandas de las que fui parte, pero es inevitable. Es lo que llevo puesto”, explica, cuando desmenuza Binario, en el que las melodías y el groove -a veces más cerca del funk, y otras del rock- comparten protagonismo.
“Una de las cosas que me identifican es usar la batería de una forma más melódica”, reflexiona. Y se hace cargo de haber desarrollado el estilo por “motus propio” y responsabilidad de “Luis Alberto” (Spinetta).
¿Y el groove? “Cuando aparecieron los Who, ponía My Generation 18 veces por hora (Risas). Y lo que más me llamaba la atención era la manera en que Keith Moon lo grooveaba. Cómo te hacía mover la patita; una especialidad a la que también me dedico”, dice.
Para Pomo, Primario, el primer capítulo de la trilogía, fue una forma de abrir una puerta a la “adicción de hacer discos”. “Eran mis primeros palotes”, grafica; y distingue: “Binario gozó de un tiempo de decantación, que hizo que los temas se fueran ajustando. Y con aquel pequeño aprendizaje llegué con una idea más armada.” ¿Qué te llevó a componer?
La necesidad de contar cosas mías. Y de plasmar aquel legado de mi gran maestro y tratar, aunque sea imposible, de estar a su altura. Prefiero edificar mi pequeño listón lo más alto posible, porque el suyo está en las nubes, antes que no tener listón.
No debe ser fácil.
Estoy en el peor lugar. Pero mi consigna es -y me disculpo- “hacé lo que te salga de los huevos. No te guardes nada.” Es lo que siempre me dijeron. Y es una bisagra muy grande estar al lado de un compositor que te incita a que hagas algo que te pertenezca, y que al mismo tiempo te está condenando con lo que él mismo hace.
¿Por qué?
Porque te pone contra la pared. En un punto, no importa lo que hagas, sino que lo hagas. Pero en esa instancia estás acorralado, porque no podés hacer una cagada. Entonces, la cuestión es animarse. Por eso pongo una frase que le corresponde a Luis: “Los guerreros cambian a ciegas, porque es la única forma de cambiar.” Si vos te quedás esperando que todo se acomode, el cambio nunca va a suceder.
Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/musica/guerrero-rock_0_1055294635.html