Normalmente, solemos pensar que es una locura salir a la calle cuando está diluviando, esto provoca que no salgamos a hacer fotos cuando llueve y que muchas personas se suelen limitar a realizar una fotografía macro de las gotas de lluvia que resbalan por la ventana de su casa. El siguiente paso será subir esa imagen a alguna red social para hacer denotar que tanto nuestra melancolía como nuestro espíritu artístico están casi tan gris como el día.
Pero personalmente, creo que si tomamos las medidas necesarias para que no se moje nuestro equipo (y dentro de lo posible, nosotros), existen diversas razones para aventurarse a salir para tomar fotografías mientras está lloviendo. Debemos tener en cuenta que los aspectos que más nos sorprenden de una fotografía callejera son aquellos que consisten en capturar momentos únicos e irrepetibles, y es imposible negar que en los días de lluvia vamos a tener muchos de estos momentos, los cuales están motivados por diversos factores que intentaremos analizar a continuación.
El movimiento
Creo que no existe mejor momento para jugar con la velocidad de obturación que un día de lluvia. Cuando hay tormenta, además del movimiento causado por las propias gotas de agua, también advertimos que la ciudad se activa más de lo habitual. Hay atascos, la gente corre para resguardarse, las ventiscas provocan que los objetos vuelen… etc. La mejor herramienta para experimentar con la velocidad de obturación es el movimiento, y en un día como el que comentamos existe una gran diversidad de ellos.Por lo tanto, esos son factores con los que podemos jugar a nuestro favor. Quizás, podemos emplear una velocidad de obturación baja para capturar el movimiento en nuestra imagen, podríamos tener así un objeto nítido mientras el resto de la escena se desplaza y termina siendo retratada de un modo fugaz. O tenemos la opción de elegir congelar rápidamente nuestra imagen, lo cual resulta también impactante principalmente debido a que tenemos la posibilidad de contemplar detenidamente objetos muy efímeros como la lluvia o un relámpago.
Es nuestra elección seleccionar que queremos transmitir con la fotografía deseada. Y ya sea imagen fija o en movimiento, creo que en un día lluvioso tenemos múltiples opciones para elegir y así adaptarnos al modo de expresión que más se adecue a nuestra percepción del momento.
La luz
Aunque en principio pueda parecer negativo, creo que también posee sus puntos positivos en un día con las condiciones que señalamos. Debemos tener en cuenta que la fotografía es básicamente captar rayos de luz a través de un dispositivo, el cual es nuestra cámara. Pues bien, en un clima lluvioso los rayos de luz tienden a verse afectados por efectos como la reflexión y la difracción. Es decir, las ondas de las luces cambian constantemente al chocar contra superficies mojadas, esto provoca que tengamos una escena única compuesta por diferentes haces de luz que se transforman de una manera singular.Aspectos físicos como los arriba mencionados, provocarán que una imagen iluminada por varias fuentes de iluminación mientras llueve sea muy diferente a cuando la contemplamos normalmente. Por lo tanto, la luz se comporta de un modo singular, lo cual resulta una buena ocasión para intentar aprovechar este efecto y capturarlo en una imagen. Por ejemplo, es una gran ocasión para practicar el desenfoque bokeh sacando a relucir nuestro objeto sobre un fondo de grandes puntos luminosos.
Obviamente, también debemos tener cuidado con la luz. Generalmente los días lluviosos se caracterizan por estar nublados, algo que provoca una gran reducción de luminosidad en la escena. Debido a ello, deberemos usar aperturas abiertas, aumentar la ISO o disminuir la velocidad de obturación.
Las texturas
Como hemos mencionado anteriormente, la luz se encuentra afectada por diversos efectos físicos provocados por la lluvia. Generalmente, esto se traducirá en un mayor contraste de nuestra imagen, haciendo que se resalten muchas texturas que normalmente no suelen destacar. Obviamente esto dependerá también de la escena, no todos los días lluviosos son iguales, ni tampoco existe la misma luz.Por ejemplo, debemos destacar especialmente aquellos días lluviosos en los que existe una gran nubosidad por encima de los que están nublados. El contraste creado por las nubes resulta idóneo para poner en práctica nuestra técnica con el HDR, intentando conseguir así una imagen con una gran cantidad de información entre el punto más blanco y el más negro de ésta.
También es digno de mención el uso del blanco y negro en estas imágenes. Normalmente el blanco y negro es una herramienta muy útil para resaltar texturas e imágenes contrastadas, por lo que convertir nuestras imágenes tomadas en este contexto a un modo monocromático, puede otorgar una gran riqueza artística en la toma final.
Créditos: Danny Santos
La aventura
Aunque sea el punto menos técnico, lo cierto es que produce cierta emoción atreverse con la propuesta de retratar imágenes en un día lluvioso. La preparación es indispensable, debemos proteger nuestra cámara con elementos impermeables que no permitan a la lluvia penetrar en su interior. Además, el fotógrafo también debe encontrar un punto medio entre la ropa adecuada para permanecer seco y lo cómodo. Supongo que lo más idóneo sería el uso de un chubasquero, ya que utilizar un paraguas es muy aparatoso y nos limita mucho en nuestros movimientos.Pero si nos hemos propuesto hacer este tipo de fotografía, lo que tenemos que tener claro es que no vamos contemplar la lluvia a través de nuestra ventana, vamos a estar debajo de ella y por lo tanto nos vamos a mojar.
Fuente: http://altfoto.com/2014/10/hacer-fotos-cuando-llueve
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