Llevo muchos años haciendo fotos. Cuando era adolescente, mi sueño era tener una cámara profesional. E irremediablemente pensaba en una réflex. Hoy tengo varias DSLR y nunca me han fallado. Pero
las EVIL ya han alcanzado su mayoría de edad, y son una apuesta seria para el profesional. Por eso empiezo esta serie de artículos sobre una comparativa DSLR&EVIL. Hablaré sobre el uso día a día, la calidad de imagen, y todo lo que vea interesante para certificar la muerte del pentaprisma o su convivencia con las nuevas cámaras.
Para esta comparativa tengo una
Canon EOS 5D Mark II, de mi propiedad, y una
Sony Nex 7 que nos ha prestado Sony. Para que la prueba sea lo más coherente posible, he equipado ambas cámaras con objetivos fijos equivalentes, el
Canon EF 35 mm f2 y el
Sony Carl Zeiss Sonnar T* E 24mm f1.8. Es verdad que el Sony es muy superior en precio y prestaciones, pero el Canon es el que tengo y no hemos conseguido a tiempo uno mejor, como podría ser el Canon EF 35 mm f1,4 L.
El motivo por el que me he decidido por estas focales es porque he estado utilizando ambas cámaras durante mis vacaciones para mi trabajo personal y quería poco peso. Y como sabéis los lectores habituales, siempre trabajo con objetivos fijos de esta distancia focal, pues me encuentro muy cómodo con ella. Elegí este angular moderado, que es el que utilizo en el 80% de mi trabajo personal.
Bien, pues me pongo manos a la obra para averiguar, desde mi punto de vista, cuál es el tipo de cámara más interesante para un fotógrafo viajero al que le guste la calidad. Un fotógrafo que lo mismo madruga para conseguir esa luz, o trasnocha para retratar la noche. Que viaja con la familia o se pierde por el monte durante todo el día. Que dispone de toda la luz posible o se mete en iglesias y museos que no aparecen en las guías.
Es el enfrentamiento entre una cámara voluminosa de con un reputado sensor de formato 24x36 mm y la mejor cámara EVIL del mercado con un sensor que rompe todas las barreras, pero de formato APS-C.
El día a día con una DSLR
Desde que tengo uso de razón fotográfica siempre he querido tener una réflex, y cuando apareció el mundo digital, siguieron siendo las reinas. Tengo cuatro cuerpos réflex digitales, pero la mejor sin duda es mi
Canon EOS 5D Mark II y su excelente sensor. Al principio la usé con su empuñadura vertical y siempre con el 24-70 mm. Dicho en plata, es un armatoste así equipada, pero consigues una versatilidad y una calidad fuera de toda duda. Gracias a los sabios consejos de
José Manuel Navia, cambié mi forma de trabajar, y volví a los objetivos fijos y ligeros que tantas alegrías me están dando.
Trabajar con esta cámara a pelo y un 35 mm hace que no seas tan llamativo para la gente que te rodea. Y deja de ser una cámara pesada, aunque no se convierte en una de bolsillo. El tamaño de su sensor me obligó a cambiar mi forma de cambiar y me devolvió a los orígenes, donde la profundidad de campo y el punto de enfoque eran fundamentales. De nuevo
es importante elegir bien dónde quieres nitidez, y que no es lo mismo disparar con un diafragma abierto que con uno cerrado. Con las compactas y las réflex digitales de gama media daba igual qué hiciera, siempre tenía una profundidad de campo brutal.
Esta cámara, con dicho objetivo, siempre puedo llevarla al hombro sin tener que pedir cita previa a mi fisioterapeuta. Y es un auténtico placer mirar a través de su visor óptico siempre disponible aunque tenga la cámara apagada. El visor no ofrece ninguna información aparte del diafragma y la velocidad de obturación, pero los perros viejos de la fotografía no necesitamos más. Después de disparar comprobamos el histograma en la pantalla
LCD y listo. Y cuando monto la cámara en un trípode siempre uso el
Live View, por lo que tengo todo lo que necesito al momento.
He estado tanto tiempo con ella, que somos uña y carne. Sé siempre dónde tocar a ciegas, puedo buscar en el menú cualquier cosa al instante y su tamaño es perfecto para las dimensiones de mis manos. Puedes estar 14 horas trabajando al día que ni la notas. Y es dura como ninguna. Un día monté a caballo, y fruto de mi maestría como jinete, estuvo a punto de caerme durante una galopada inesperada. La cámara botó y botó, y lo único que se resintió fueron mis costillas por los golpes que me dio la cámara.
Trabajar con una EVIL
La
Sony Nex 7 me gusta mucho. Creo que
representa la mayoría de edad de este tipo de cámaras, y gracias al objetivo que he podido probar estos días (y del que haré un artículo próximamente)
es una firme candidata a entrar dentro de la bolsa de un profesional que busque calidad y fiabilidad.
Es mucho más ligera que la competidora que le he buscado, pero tampoco es una cámara compacta.
Es muy estrecha, pero el objetivo es en comparación muy voluminoso. Hasta que no vea los resultados con calma en el ordenador, no puedo juzgar la calidad que da el sensor con este objetivo, pero si nos remitimos a las pruebas pasadas, sera muy alta. Pero siempre con una profundidad de campo superlativa, a no ser que dispare con el diafragma más abierto.
Su uso no puede ser más sencillo. Depende de dos ruedas en la parte superior, donde puedes seleccionar cualquier parámetro de exposición, salvo el
ISO. El problema es que te tienes que acordar de cuál es cuál. Siempre es el otro, hasta que te acostumbras.
El visor electrónico es una maravilla, sobre todo cuando ves que puedes seleccionar toda la información que quieras, incluso el histograma en directo. De noche, en la playa o al mediodía funciona perfectamente, aunque su respuesta no es tan inmediata como la visión directa de un visor óptico. Y tiene un gran problema:
se vuelve loco cuando te pones las gafas, ya sean las de sol o las de ver. Tan pronto enciende la pantalla como apaga el visor. Es muy incómodo.
Conclusión
Dentro de este aspecto, el uso diario,
ambas cámaras son excelentes. Pero es mucho más robusta y segura la
DSLR, que parece de una pieza. Me da mucha más confianza. Por poner un ejemplo, después de una marcha con las dos cámaras en la mochila, me llevé un gran susto cuando vi que se había desplegado el flash de la Sony, una parte de la cámara que no despierta ninguna seguridad.
Ambas cámaras, en las condiciones que he relatado, son perfectas para trabajar. No pesan demasiado, tienen el tamaño justo y son fáciles de manejar. Si nos olvidamos de todos los trucos y las dejamos en modo fotógrafo (elegir velocidad, diafragma e
ISO) son máquinas que nos dejan centrarnos en lo importante, que es hacer fotos.
La réflex es una cámara para el fotógrafo con años a sus espaldas, que sabe muy bien cómo funcionan estas máquinas y no necesita nada más. Sin embargo,
la EVIL es para las nuevas generaciones, que no están atrapados en costumbres arcaicas.
Aunque después de estos días, la miraré con pena cuando tenga que devolver la Sony a la casa madre. La Canon creo que respirará tranquila.
Afortunadamente lo importante sigue siendo el fotógrafo.
Fuente:
http://altfoto.com/2013/08/comparativa-dslrevil-primera-parte