Desde que Da Vinci en el siglo XV definiera como se podía originar una imagen invertida a través de un pequeño orificio, hasta la cámara del iPhone 6 capaz de grabar a 240fps, podemos decir que hemos ido redefiniendo un concepto que no posee finalidades muy diferentes desde su propia creación: la fotografía.
Obviamente, hay diferencias abismales entre la primera imagen revelada con éxito por Nièpce, y aquella que actualmente podemos realizar con nuestro Smartphone o DSLR, y revelar con Photoshop o Lightroom. Pero esas diferencias suelen ser tecnológicas. Los medios que se utilizan son diferentes, pero la finalidad sigue siendo la misma, consiste en congelar un objeto determinado, en un lugar concreto, y con unas condiciones específicas que se transformarán en una sola imagen.
Y es que si nos ponemos a pensar, la humanidad tiene especial interés en retratar y conservar su historia de diversas maneras. La escritura, la escultura, la pintura y la fotografía, estamos empeñados en usar diferentes técnicas para dejar constancia del legado de nuestra historia, porque la cultura actual la hemos formado gracias a los retazos de nuestro pasado, el cual nos sirve para construir un presente que determinará nuestro futuro.
Esas técnicas usadas para realizar representaciones han ido evolucionando a lo largo de la historia, las hemos adaptado a nuestro tiempo y refinado para hacerlas más fáciles y accesibles, algo que quizás no sea del agrado de los más puristas en el terreno. En el ámbito de la fotografía esto se puede ver reflejado en el cambio de la imagen analógica a la digital, donde existen diversidad de opiniones al respecto. Cuando se produjo el paso de lo analógico a lo digital, podíamos encontrar aquellos que apostaban por la fotografía analógica defendiendo la pureza del proceso, se apoyaban en el hecho de que el paso al mundo digital había popularizado este arte, y que ello denigraba en cierta manera la creación. También estaban aquellos vanguardistas que apostaban por el campo digital, defendiendo sus nuevas posibilidades, tanto a la hora de la toma como de la edición.
Como ocurre toda manifestación artística, la aparición de nuevos postulados que modifiquen los cimientos en los que se basa, conlleva (como mínimo) la generación de una dicotomía al respecto.
Existe un exceso de preocupación por parte de nuestro colectivo en tener los mejores gadgetsposibles.
Si analizamos detenidamente y comparamos el pasado con la actualidad, creo que nosotros, los aficionados a la fotografía, estamos especialmente de enhorabuena. Nos encontramos viviendo una etapa donde existe una gran proliferación de medios fotográficos, motivada especialmente por la miniaturización de dispositivos y un abaratamiento de los costes motivado por los avances tecnológicos. Pertenecemos a la era de la comunicación de masas, en la cual compartimos multitud de información a través de diferentes redes, nuestras fotografías se dispersan libremente por la marea de Internet pudiendo desembarcar en Twitter, Flickr, Instagram, 500px o cualquier otra web. Por primera vez, disponemos de un megáfono mediático que nos permite transmitir al mundo cualquier tipo de creación.
Pero a pesar de todo ello, quizá en ocasiones existe un exceso de preocupación por parte de nuestro colectivo en tener los mejores gadgets posibles. Es cierto que sin ciertas herramientas sería imposible lograr algunos resultados, en ocasiones nos auto-imponemos demasiadas excusas o necesidades que nos llevan a anhelar ciertos gadgets sin los cuales (según nosotros) no conseguiríamos nuestro objetivo. Somos más coleccionistas de objetos que de imágenes.
Tampoco pretendo negar la pasión que nos despierta el experimentar con nuevas herramientas. Únicamente intento creer que el no disponer de ellas, no supone una barrera para cultivarnos como fotógrafos. Puede que no tengamos el mejor ordenador, ni el mejor objetivo, ni la mejor cámara. Pero como mencioné anteriormente, somos partícipes de un periodo de esplendor fotográfico en el que nos aseguramos unos mínimos con muy pocos recursos. Por esa razón, somos nosotros los que, independientemente de cual sea el tipo de instantánea deseada, debemos tener la habilidad para captar esa esencia que en ocasiones se ha perdido.
Realmente, no necesitamos mucho más que una cámara y tener pasión por ello, esos son los únicos requisitos necesarios para realizar nuestro cometido. La tecnología está para facilitarnos el camino, automatiza muchas acciones para las que antes eran necesaria aptitudes en lugar de actitudes. A veces, se nos olvida que a pesar de poseer mejores medios y de vivir en “la era digital”, nuestro objetivo final no se distingue demasiado de aquel que pretendía Nièpce al intentar revelar la primera imagen de la historia.
Fuente: http://altfoto.com/2014/10/fotografia-concepto