Desde 1948, millones de niños de todo el mundo han sido testigos de cómo el Coyote intentaba atrapar una y otra vez al Correcaminos sin llegar a lograrlo. El mayor atractivo de esta serie de dibujos animados creada por Chuck Jones era, precisamente, asistir a los mil y un intentos del cazador para capturar al veloz pájaro y descubrir cómo siempre acababan volviéndose en su contra.
Acabar aplastado bajo una roca, estrellado contra una pared o víctima de una explosión ocasionada por un artilugio de la dudosa marca ACME era el destino constante del desdichado Coyote, que poco a poco, fue ganándose las simpatías de muchos espectadores que, secretamente deseaban que lograra atrapar a su objetivo.
Aunque parezca increíble, ese hecho sucedió y el viejo Coyote acabó merendándose al Correcaminos. Al menos, eso es lo que asegura un artículo publicado en el blog «No puedo creer noticias». La publicación basa su afirmación en un presunto episodio inédito de la serie que, efectivamente, finaliza cuando el, hasta ese momento inalcanzable pájaro, se estrella contra una pared de piedra y su enemigo puede cobrarse cumplida venganza por todos los malos momentos que le ha hecho pasar.
La leyenda cuenta que este episodio fue rodado por la Warner Brothers a petición de un millonario japonés que, como muchos seguidores de la serie, deseaba que el Coyote pudiera atrapar al Correcaminos. Según esta teoría, el acuerdo entre el estudio y el magnate nipón establecía que el capítulo jamás se haría público. Sin embargo, en 2009 la cinta cayó en manos de alguien que decidió colgarla en internet, para disfrute de todo el público.
La realidad, en cambio, es mucho más simple. Simplemente se trata de un episodio emitido en televisión, al que varios guionistas y dibujantes añadieron un final alternativo en el que el Coyote, al fin, daba su merecido al escurridizo Correcaminos.
Al parecer, los creadores de este vídeo parecían desconocer que el Coyote había conseguido atrapar a su presa en un capítulo emitido por primera vez en 1980. Sin embargo, y para desgracia del perseguidor, tampoco puede decirse que en esa ocasión todo saliera según lo planeado.