Pero antes de dar paso al eje central del paseo de hoy, quisiera compartir con ustedes algunas vistas de las sinuosas rutas y caminos del departamento de Itapúa, desde Encarnación, pasando por Santísima Trinidad de Paraná y hasta Jesús de Tavarangué, haciendo un alto en el magnífico Hotel Tirol.
Porque el camino, siempre es parte del destino.
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También podés verlas directamente desde Picasa.
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En esta misión se comenzó a construir una de las iglesias más grandes de la época, que tuvo que dejarse sin concluir por la expulsión de los jesuitas en 1768 por parte de Carlos III de España.
Las ruinas de estas misiones religiosas reflejan una forma de vida y de educación marcadas por un estilo singular. Se redescubrió casi dos siglos después, declarándose Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO en 1993.
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El destino me sorprendería gratamente, llevándome en este mismo viaje de vuelta a Paraguay, pero eso, lo dejo para mas adelante…
La semana que viene, nos volvemos a Argentina, en búsqueda de nuestro próximo destino jesuítico: Las ruinas de Santa Ana.