Hoy les mostraré algunas de las maravillas con las que casualmente nos fuimos topando en la ruta tomada: Los saltos de agua... Emblema misionero si lo hay!
Los primeros con los que nos encontramos fueron los Saltos del Tabay: Pasando Jardín América e ingresando por un camino de selva, desde la ruta 12, y hasta el final del balneario, se puede apreciar su mas grande manifestación, aunque haciendo un poco de aventura siguiendo el cauce del arroyo, pudimos encontrar algunos saltos menores pertenecientes al mismo sistema.
En segundo orden, el pequeñísimo Salto Cuñapirú se dejó ver entre la selva que lo rodea. Al mismo se llega entrando por la ruta 223 desde la 7, y siguiendo los carteles que invitan al balneario. Perderse en estos caminos, mezcla de campo, selva y montaña es una experiencia maravillosa.
Nuestra última gran escala fue en Oberá, desde donde accedimos al magnífico complejo recreativo que oficia de hogar para el Salto Berrondo y sus cascadas. Un lugar maravilloso para pasarse un día completo.
En cada caso tuvimos buen caudal de agua gracias a las lluvias intermitentes que nos acompañaron durante toda la travesía.
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También podés verlas directamente desde Picasa.
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La semana que viene, les muestro las rutas y miradores con los que nos Misiones nos deslumbró en este camino, mientras continuamos hacia Brasil…