El día no arrancó con el mejor de los climas cuando salimos desde San Ignacio Miní, pero, a mal tiempo buena cara. La cosa es que a causa de la poca visibilidad y la nula señalización, nos pasamos del cruce con la ruta 6, gracias a lo cual, vivimos todo esto que vivimos.
De pura casualidad y pasando Jardín América llegamos al primero de los saltos que les mostraba la semana pasada, pero la cosa no terminó ahí. Quisimos volver por la mas cercana ruta 8, hasta Campo Grande, con idea de conocer Oberá, pero la misma en ese trayecto no es de asfalto y está bastante despareja, lo que ponía en riesgo la integridad del auto. Consecuentemente bajamos hacia la 7, tomando un camino menos directo todavía hasta Aristóbulo del Valle…
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Llegar al primer contacto con el rio Uruguay fue muy emocionante. Fue pensar en verdaderamente un sueño cumplido. Luego de almorzar/merendar en Oberá y de disfrutar del tercero de los saltos, continuamos con los últimos rayos de sol de la tarde hacia Santa Rita, en una ruta también, llena de selva y miradores de ensueño. Vívanlo, las palabras me quedan cortas y no puedo transmitir lo que es realizar este viaje.
Finalmente, El Pacú de Santa Rita nos ofreció un lugar acogedor para pasar la noche, para reponer energías y seguir nuestra ruta de Misiones Jesuíticas protegidas por la UNESCO.
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La semana que viene, desde Alba Posse, nos subimos a la balsa y cruzamos a Brasil… São Miguel das Missões, nos espera!