Reus comenzó siendo un barrio de pequeña superficie, de aproximadamente unas cuatro manzanas. Se destaca por su arquitectura modernista y sus viviendas pintadas cada una de un color diferente, de manera que conforman un ambiente inusual y diferente al que se encuentra en otras regiones del país.
En estas viviendas vivían gran cantidad de personas de origen judío, por lo que al barrio se lo conoce popularmente como El barrio de los judíos. Si bien hoy en día la gente que habita esas viviendas no tiene esa ascendencia, existen en el lugar una gran cantidad de comercios mayoristas, que en su mayoría tienen por dueños personas de ascendencia judía, por lo que la denominación popular del barrio sigue estando vigente.
Gracias a estos locales, la zona es una de las de mayor movimiento comercial de la ciudad.
Las fachadas de sus edificaciones fueron remodeladas principalmente por obreros y artistas italianos a mediados del siglo XX, al introducir el concepto de spiritu urbis. La obra de la pintura decorativa se realizó en 1992 por la Escuela Nacional de Bellas Artes a cargo de su director Jorge Errandonea, repitiendo la experiencia de esa institución en la década de 1960 en el barrio Sur, a cargo del director en ese momento Miguel Ángel Pareja.
El barrio debe su nombre a Emilio Reus, un empresario español nacido en Madrid en 1858. Reus se encargó de construir viviendas que serían destinadas a obreros y jornaleros, en un proyecto que le llevó a abarcar 66 hectáreas y dar mano de obra a 1.500 personas. Sus trabajos en la capital uruguaya le hicieron famoso, y marcaron un período en la arquitectura nacional conocido como "época de Reus".
Los invito ahora a caminar por las calles de este colorido distrito, y a perderse un poco en el frenético ritmo de la habitual horda de buscadores de ofertas, la cual sacude estas veredas en hora pico.
¡Nos reencontramos en el próximo destino!