Como les adelanté, la idea era pasar un dia en San Isidro, pueblo al que se accede por el cauce del río homónimo, pero eso si, antes de diciembre, ya que en época de lluvias, el rio crece y el poblado queda aislado, realizándose el abastecimiento de alimentos en burro, llama o a caballo.
Hubiera caminado los 8KM, pero por la altura, lo escarpado del terreno, y el tremendo calor reinante, preferí ir con Bernavé, nativo de la zona y encargado de la casa de la cultura iruyense, quien estuvo siempre atento a no solo realizar cuanta parada se me ocurriera, sino también, a completar mi experiencia explicándome la historia de los lugares (Tanto Iruya como San Isidro), contándome anécdotas, y señalándome incluso, algunos hitos arquitectónicos que de otro modo, se me hubieran pasado por alto.
El camino se hizo tremendamente ameno de esta forma, lo que me permitió descansar y guardar energías para la segunda mitad del viaje (Restaba por delante aún recorrer algo mas de Jujuy, antes de viajar a Catamarca y Tucuman). Quedaba mucho por delante!
Hoy los invito a disfrutar conmigo, de las vistas mas asombrosas que tuve en el recorrido por la Quebrada de San Isidro:
La próxima semana, les muestro mi paseo por la pequeña y maravillosa San Isidro…
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