¡Último destino de esta etapa del viaje! Habiendo dejado atrás la fantástica Ruta del Adobe y luego de reponer energías en Fiambalá, era hora de conocer la periferia de esta localidad desde uno de sus puntos mas clásicos: Las Termas de Fiambalá.
El complejo de aguas termales están ubicadas a 14 km de la ya visitada localidad de Fiambalá, y se llega siguiendo un sinuoso camino de ripio y asfalto por tramos, el cual nos pone en contacto con la árida realidad del desierto catamarqueño, dominado en una primera etapa por fabulosas dunas, para luego dar paso a escenarios mas pedrosos y hasta con residuos volcánicos. Fuera de este mundo!!
Una vez que llegamos a la quebrada del complejo termal, nos encontramos con un total de 14 piletones, en pendiente escalonada, en los que se vierten casi naturalmente aguas termales de diferente temperatura. Una obra de ingeniería notable, que deja al complejo en perfecta inserción en la quebrada en la que se emplaza.
Las características de los materiales utilizados para construir dichos piletones, van en consonancia con la zona cordillerana en las que se encuentran emplazados, y las propiedades curativas de sus aguas los convierten en un interesante destino turístico.
El complejo cuenta con varios servicios de alojamiento y gastronomía de diferentes categorías, los que posibilitan una estadía en el mismo complejo termal, sin depender de la ida y vuelta diaria hasta la ciudad cabecera.
Las vistas desde sus alturas son increíbles, sumando por si mismas un gran punto de recomendación para su visita. Una pausa de lujo para un día agitado, y una gran recarga de energías, de cara a todo lo que vendría.
La próxima semana, comenzamos a desandar parte de la Ruta del Telar, haciendo base en Belén para disfrutar desde ahí, las aventuras que siguen…
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