El viaje es bastante monótono y aburrido, sobre todo en el último trayecto, sintiéndose como mas largo de lo que en verdad es, pero vale la pena hacerlo desde allí, por los motivos mencionados en el post anterior.
Tras una hora y media, llegamos al salar, el cual sinceramente se me presentó menos imponente de lo que esperaba, y con este arribo, oficialmente, pisaba territorio jujeño por primera vez.
Salinas Grandes es la denominación de un salar limítrofe de las provincias argentinas de Jujuy y Salta, ubicado en el altiplano o puna del noroeste de Argentina.
Distante a 66 km de Purmamarca y accediendo a través de la Ruta Nacional 52, se extiende sobre un área de 212 km² en el departamento jujeño de Tumbaya y en el salteño de La Poma, encontrándose a una altitud promedio de 3450 msnm.
Pese a su elevación, las Salinas Grandes son prácticamente el nivel de base de una cuenca endorreica que se continúa hacia el norte en la laguna de Guayatayoc, laguna fuertemente salada y alcalínica. Por el sur y el este, estas salinas están separadas de la quebrada de Humahuaca por la sierra del Chañi, mientras que por el norte y el oeste sus límites se hacen más difusos en el desierto de la puna salada.
El origen de las Salinas Grandes de Jujuy y Salta data de un extenso periodo ubicado temporalmente entre 5 y 10 millones de años. En tal extendido plazo la cuenca de este salar se cubrió de aguas con gran cantidad de sales provenientes de la actividad volcánica. La evaporación paulatina de tales aguas saladas continentales dio origen a este salar que posee una costra cuyo espesor promedio es de 30 cm.
Tras caminarlo y fotearlo hasta el hartazgo, era hora de seguir adelante, emprendiendo un asombroso retorno, pero de eso, les hablaré la semana que viene.
La próxima semana, transitamos los primeros kilómetros de experiencias Jujeñas, entrando por la puerta grande, desde la Cuesta de Lipán…